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Índice del artículo

Droga como Problema Social

En los fenómenos sociales, tan importante es lo que en realidad pasa, como lo que la gente cree pasa (lo que a veces difiere entre si). Para la gran mayoría de las personas, el problema del uso de drogas se define a partir de una serie de estereotipos (generalizaciones) fundadas en diversos prejuicios sociales, que orientan nuestras actitudes y acciones.

  1. El concepto de "droga": El estereotipo otorga relevancia a algunas sustancias (cocaína, cannabis, opiáceos) en tanto excluye o considera mucho menos relevantes a otras (alcohol, tabaco, psicofármacos). Esta distinción no se funda en el daño social, la nocividad o la dependencia que podrían ocasionar. El concepto de "droga" se asocia a un producto ilícito, "mortalmente dañino", lo que justificaría la prohibición de su uso, no reconociendo que las sustancias permitidas también son drogas y pueden ocasionar iguales o peores trastornos?
  2. El "fetichismo de la sustancia": La "droga" se identifica como un ente mágico, se le asignan poderes y capacidades contaminantes, se la explica como algo externo a la sociedad que amenaza a la población "sana"; este estereotipo justifica la persecución de los supuestos portadores de la enfermedad: los usuarios de drogas ilegales.

Por otro lado, la identificación de la droga como enfermedad ofrece una explicación más tranquilizadora a la sociedad. Los esfuerzos se centran en identificarla, aislarla y destruirla. No hace falta así analizar la complejidad social, sus injusticias, la ausencia de perspectivas y las hipocresías intolerables.

  1. La "droga" como oposición a la sociedad: Este análisis, correcto para los años sesenta, ha perdido vigencia en las décadas subsiguientes. El uso de drogas tiene cada vez más relación con los sectores sociales vinculados al poder y al prestigio social, en tanto que las poblaciones excluidas del sistema productivo, cada vez más la droga se constituye en estrategia de supervivencia.

Por eso, el uso de drogas en la actualidad mal puede entenderse como un acto contestatario; sería más bien, un recurso para enfrentar condiciones de vida muy difíciles.

  1. La imagen del usuario de drogas: En el caso de las sustancias ilegales no se reconocen las diferencias en los patrones de consumo. Esto es, el consumidor – cualquiera sea la dosis, frecuencia y circunstancias del uso – es considerado un adicto y siempre se lo identifica con una personalidad autodestructiva y con una actitud despreocupada respecto de su salud.
  2. La irrupción de la pandemia del SIDA ha puesto de relevancia con mayor claridad los límites de esta imagen, en tanto se han comprobado las modificaciones que muchos usuarios de drogas realizan en sus prácticas de consumo a fin de hacerlas menos riesgosas.

A pesar de que el uso de drogas puede encontrarse en todas las épocas, es recién en los años '60 cuando se lo comienza a considerar un "problema social". Empiezan entonces a ponerse en práctica mecanismos de control institucional que se relacionan con la imagen social del usuario de drogas.