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Índice del artículo

1877/1919 - Industrialización incipiente y predominio del Sindicalismo "Anarquista"

Primeros Movimientos Huelguísticos (1878-1896)

Los primeros antecedentes de organizaciones del trabajo se remontan al período colonial, pero los gremios eran, en ese entonces, corporaciones de oficios similares a las de la Edad Media , en donde, además de ser organizaciones de artesanos, tenían también un cierto carácter religioso, ya que la Iglesia jugaba un papel dominante en todas las manifestaciones de la vida social. Los plateros constituyeron así un gremio de considerable gravitación, íntimamente relacionado con la economía de la Colonia (extracción de metales de las minas de Bolivia y Perú). 

Los artesanos dedicados a la confección de zapatos, ligados a la industria del cuero – una de las principales actividades del Río de la Plata - forman también una asociación a fines del siglo XVIII. 

En 1857 se funda la Asociación Tipográfica Bonaerense y también la Sociedad de Zapateros San Crispín , pero, estas organizaciones denotaban más un carácter mutual que estrictamente sindical. Es recién en 1877 cuando se constituyó la primera estructura sindical con carácter moderno: la Unión Tipográfica Bonaerense , que realizó, al año siguiente , una huelga por la reducción de salarios que afectaba a sus afiliados. El triunfo de este hecho de fuerza marco la celebración del primer convenio colectivo que se conoce en la Argentina. 

La creación del Sindicato de Comercio (1881), la Sociedad Obrera de Albañiles y la Unión Obrera de Sastres (1882), La Fraternidad(1887), agrupando a conductores y foguistas ferroviarios, señalaron, junto a otras estructuras sindicales, la voluntad organizativa de la clase trabajadora. Bien es cierto que los sindicatos eran débiles en sus primeros intentos; generalmente se constituían en torno de un conflicto frente a una necesidad y, una vez superados estos problemas desaparecían la pérdida de una huelga podía también, determinar su retirada de la escena gremial. No podía, tampoco, pensarse en un sindicato nacional ni en una estructura centralizada. Una excepción a esto fue el caso de La Fraternidad , que buscó aunar el aspecto gremial y mutual, dentro de un esquema organizativo que consolidara una sola entidad fuerte y permanente. 

En qué estructura económica, política y social se dieron estas primeras organizaciones sindicales. Debemos señalar, en primer lugar, el fenómeno inmigratorio, que llevó a modificar, entre 1895/1914, el desarrollo de la población argentina , la que sufrió cambios notables en su crecimiento, composición y distribución geográfica. La inmigración masiva constituyó uno de los ejes en que se asentó la economía agro-exportadora, fundada en la dependencia del capital europeo, principalmente el inglés. El país se desarrolló en función del puerto, mirando hacia el exterior, lo que se tradujo en graves desequilibrios internos: el desmedido crecimiento del litoral en detrimento del interior del país, la estructura latifundista del campo argentino, disipándose los excedentes de este sector en importaciones de lujo, sin canalización en el desarrollo del sector industrial y la postergación del desenvolvimiento del mercado interno.   En términos políticos, este "modelo" se tradujo en el estrecho control ejercido por una elite, "la oligarquía", que basaba su poder en el monopolio de la tierra y en la ocupación del aparato del Estado. Ligada a esta elite, apareció el capital extranjero, bajo la forma de empréstitos públicos, hipotecas o inversiones directas, teniendo un peso decisivo en las decisiones de esta elite. El Estado oligárquico que se estructuró en la Argentina, a mediados del siglo pasado, fue consecuencia, precisamente, de este pacto esencial entre los sectores dominantes nativos y los intereses extranjeros. 

En este contexto, la inmigración, que había llegado en principio para contribuir a la colonización de la tierra, se vio, en forma así general, impedida de acceder a ella, debido, justamente, a la estructura latifundista de la tierra. Frustrada esta posibilidad, los inmigrantes se dirigieron hacia los centros urbanos, donde pasaron a engrosar el mercado de trabajo. Junto con la población nativa, constituyeron, por un lado, a conformar el proletariado urbano; por el otro, pasaron a integrar las capas medias en actividades como el comercio y la industria, creando talleres y establecimientos, por lo general pequeños, al no contar con gran capital. En el presente siglo, en la década del ‘10, comenzó a incorporarse un nuevo actor social: el hijo del inmigrante que bregaba por el ascenso social y  la participación política.  

La elite tradicional mantuvo con la mayoría de la población, tanto nativos como inmigrantes, relaciones generalmente conflictivas, especialmente con el proletariado urbano la tensión social fue constante, desembocando, en repetidas oportunidades, en huelgas y enfrentamientos.

Primeros Movimientos Huelguísticos (1878-1896)

AÑO Nº de Huelgas OFICIOS COMPRENDIDOS
1878 1 Tipográficos.
1887 1 Zapateros.
1888 2 Maquinistas ferroviarios y obreros de los talleres Solá (Ex Ferrocarril del Sud, hoy General Roca).
1889 3 Obreros y ferroviarios de los talleres Solá, carpinteros y albañiles.
1890 4 Albañiles, carpinteros, zapateros y obreros ferroviarios.
1891 2 Obreros ferroviarios de los Talleres Solá y sombrereros.
1892 7 Sombrereros, tipográficos, peluqueros, faroleros, peones municipales, obreros ferroviarios y tabaqueros.
1893 3 Zapateros, yeseros y cigarreros.
1894 9 Albañiles, ebanistas, curtidores, vidrieros, hajalateros yeseros, cocheros de tranvías, pintores, descargadores de carbón;
1895 19 Yeseros, estibadores, marines, calafateros, carpinteros de ribera, caldereros, peones del puerto, panaderos, mayorales, galponistas, sastres, marmoleros, fideeros, pintores, carpinteros del puerto, talabarteros, herradores, constructores de carro, zingueros.
1896 26 Fideeros, constructores de carruajes, curtidores, bronceros, hojalateros, cigarreros, vidrieros, relojeros y joyeros, tipógrafos, obreros y ferroviarios de los Talleres Solá, alpargateros, obreros de las usinas de gas, panaderos, sastres, telefonistas, sueleros, maquinistas ferroviarios.

Movimientos Huelguísticos en Buenos Aires (1906-1919)

AÑO Nº de Huelga HUELGUISTAS
HOMBRES MUJERES MENORES TOTALES
1906 170 -- -- -- 70.743
1907 231 155.348 5.230 8.439 169.017
1908 118 8.992 1.390 1.179 11.561
1909 138 4.389 14 359 4.762
1910 298 18.316 481 9 18.806
1911 102 26.687 1.200 105 27.992
1912 99 8.515 290 184 8.992
1913 95 22.769 802 127 23.698
1914 64 14.112 -- 25 14.137
1915 65 9.804 2.216 57 12.077
1916 80 24.140 139 42 24.321
1917 138 133.859 785 1.418 136.062
1918 196 121.170 6.644 5.228 133.042
1919 397 297.518 9.579 5.870 308.967

FUENTE: Departamento Nacional del Trabajo Boletines en ROTANDARO, Rubén. Op. Cit.

En 1902 se presentó un anteproyecto al Congreso que fue sancionado con el nombre de Ley de Residencia, por la que se aportó a los principales activistas y dirigentes sindicales extranjeros. En 1912, la sanción de la nueva ley electoral posibilitó el voto secreto, libre, obligatorio e individual que abrió el camino para el triunfo de las urnas del partido radical.

Hipólito Irigoyen, que asumió la presidencia en 1916, representó un frente de clases con la presencia de peones, artesanos, pequeños industriales, pequeños ganaderos, militares, y grupos médicos. Señaló el ascenso político de los sectores intermedios y fue el primer intento, aun con titubeos, de limitar el poder de la oligarquía.

El gobierno de Yrigoyen se vio sometido, desde un principio, a una serie de vaivenes que hacían contrastar su política general con las medidas impuestas por él a la oligarquía de su propio partido; consecuencia de tales contradicciones fueron la Semana Trágica de 1919 y la masacre de la Patagonia 1921/1922. Queda en el haber, el recoger las inquietudes más urgentes de la clase obrera, estableciendo leyes de protección al trabajo, tales como: las de Contrato Colectivo de Trabajo; de jubilación; de alquileres, la prohibición de embargos de sueldos, jubilaciones o pensiones; la propuesta de salarios mínimos; la obligación de pagar a los obreros en moneda nacional.

La conformación industrial de la época, por su parte, se expresó a través de una mayoría de talleres artesanales. Pero, paralelo a ello, se dio también la existencia de establecimientos de mayor envergadura y grupos de fábricas medianas. Aunque sin tener mayor peso en el total de establecimientos los de más porte, que, según el censo de 1908, constituían el 8% del total de establecimientos y reunían el 25% de los obreros industriales, representaban el núcleo más concentrado y mecanizado de la industria argentina, vinculado, muchas veces, al propio capital extranjero, tal el caso de saladeros, frigoríficos, ingenios; industrias éstas relacionadas con la actividad agropecuaria principal.

Las características principales de los obreros ocupados en estas fábricas, fueron la de contar con un alto porcentaje de mano de obra argentina (en particular aquellas situadas en el interior del país) y la de requerir, en general, poca calificación (con excepción de las usinas de gas). En la mayoría de los casos se trató, sobre todo, de nativos, peones e inclusive indios, recientemente proletizados, sin mayor organización ni experiencia política (1).

En contrapartida, los obreros ligados a los talleres tenían mayor grado de calificación y fue de este grupo de donde surgieron las principales organizaciones gremiales de oficios.

En síntesis, se puede decir que el proletariado urbano de principios de siglo estuvo compuesto, en su gran mayoría, de artesanos y obreros de pequeños talleres, con excepción de ciertos núcleos de establecimientos medios y grandes, donde se concentraban trabajadores de reciente proletarización. Por otra parte, hacia 1914 aumentó la participación del nativo en las actividades industriales, a pesar de mantenerse el flujo de inmigrantes, debido, probablemente, este fenómeno a la introducción del hijo del inmigrante -ya argentino- en las actividades industriales y en cierto desplazamiento del extranjero hacia trabajos menos calificados (2). 
 

(1) - BILSKY, Edgardo: "La FORA y el Movimiento Obrero". Tomo I. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1895. 
(2) - BILSKY, Edgardo Op. Cit.

  • Composición Nacional del Personal Empleado en la Industria (1895-1914)
  1895 1914
Gremios Argentinos % Extranjeros % Argentinos % Extranjeros %
Alimentación 8.345 31 18.726 69 68.047 50 66.795 50
Vestido y Tocador
10.414
32
22.185
68
25.186
44
32.578
56
Construcción
12.702
42
17.817
58
50.361
58
36.596
42
Muebles y Anexos
4.123
32
8.598
68
14.615
50
14.392
50
Artísticas y Ornatos
803
32
1.757
68
1.973
46
2.324
54
Metalúrgica y Anexos
4.018
28
10.613
72
13.988
48
15.339
52
Productos Químicos
2.203
47
2.509
53
4.929
49
5.057
51
Artes Gráficas y Anexos
2.558
51
2.522
49
8.418
63
4.868
37
Fibras, tejidos e hilados
--
-
--
-
9.979
64
5.581
36
Diversas
7.190
46
8.567
54
12.127
42
16.688
58
TOTALES
52.356
36
93.264
64
209.623
51
200.578
49

FUENTE: BILSKY, Edgardo Op. Cit.

Es necesario también considerar que la situación de la clase obrera Argentina, a fines del Siglo XIX y comienzos del presente, distaba mucho de ser el paraíso por la propaganda de los organismos pr

omotores de la inmigración europea, que se referían al país como la "tierra de promisión". La ciudad de Buenos Aires registraba un crecimiento vertiginoso, para el cual no se encontraba preparada. El censo de 1887 daba cuenta de la existencia de 2.835 conventillos con 116.167 inquilinos.

El trabajo en la ciudad se desarrollaba bajo condiciones infrahumanas de explotación. Así, por ejemplo, señalaba un periódico de la época:

"Fábrica Dell'Acqua y Cía., de Chacarita: Trabajan algunos centenares de mujeres jóvenes y niñas desde la mas temprana edad. Al ingresar en el establecimiento las obreras deben dejar un depósito en metálico que sirve para las multas que les fueron aplicadas; para gastos de médico que tuviera que sufragar el patrón en caso de caer enfermas y como garantía para que no puedan abandonar el trabajo sin previo aviso anticipado de ocho días, so pena de pérdida de la suma depositada". (3)

No era mejor la situación en otras importantes localidades del país. En Rosario, el trabajo de la refinería de azúcar presentaba el siguiente cuadro:

Trabajo: 12 horas diarias. 
Consigna: Silencio absoluto. Trabajo no interrumpido. 
Multa y despido a la menos falta. 
Local: Antihigiénico. Humedad. Frío. Calor. 
Sueldo: Mujeres $ 1,- por día. 
Trabajo nocturno: 12 horas diarias. Igual trabajo (4)

La situación de la población nativa en el interior del país era aún mucho más tremenda. Bialet Messé, en su famoso informe sobre "El estado de las clases obreras argentinas a comienzos del siglo", señalaba:

"Cuando en las cumbres del Famatina he visto al peón de minas, cargando con 60 y más kilogramos, deslizarse por las galerías de las minas, corriendo riesgos de todo género, en una atmósfera de la mitad de la presión normal; cuando he visto en la ciudad de La Rioja al obrero, ganando sólo 80 centavos, metido en la zanja estrecha de una cañería de aguas corrientes, aguantando en sus espaldas un calor de 57 grados, a las dos de la tarde; cuando he visto a la lavandera de Goya lavar la docena de ropa a 30 centavos, bajo un sol abrasador; cuando he visto en todo el interior la explotación inicua del vale de proveeduría; cuando he visto en el Chaco explotar al indio como bestia que no cuesta dinero, y cuando he podido comprobar, por mi mismo, los efectos de la ración insuficiente en la debilitación del sujeto y la degeneración de la raza, no han podido menos que acudir a mi mente aquellas leyes tan previsoras d todos estos y otros detalles que se han reproducido en cuanto se ha creído que faltaba el freno de la ley".

(3) - " La protesta Humana " el 3-9-1899.Citado en ROTANDARO, Rubén - Op. Cit.
(4) - ROTANDARO, Rubén - Op. Cit.
(5) - BIALET MASSE: "El Estado de las clases Obreras Argentinas a comienzos del Siglo"

Universidad Nacional de Córdoba. Dirección General de Publicaciones. Córdoba, 1985.

Hemos señalado ya, a comienzos del trabajo, la voluntad organizativa de la clase obrera que reaccionó agrupándose, creando sus instituciones frente a las arbitrariedades d los patrones. Ubicaremos a continuación las corrientes sindicales del período, fuertemente influidas por las ideas entonces vigentes en Europa y que habían sido trasladadas a nuestros medios a través de la inmigración.

ANARQUISMO: Fue la corriente prevaleciente en el período; gran parte de sus dirigentes eran extranjeros, pero hallaron eco en los obreros autóctonos. Su base de sustentación se hallaba en los talleres artesanales y en pequeñas industrias, donde, como señaláramos, abundaban obreros con oficios mas calificados.

Esta corriente se organizó con la llegada al país del anarquista italiano Errico Malatesta (1885), quien propulsó la creación de sociedades internacionales de carpinteros, ebanistas, y anexos.

En 1887 constituyó la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, que fue la primera Sociedad Resistencia del país en la que se manifestó con claridad la posición anarquista respecto al método de "acción directa" contra el "Régimen" . En efecto, la principal arma de combate del anarquismo fue la "huelga revolucionaria" , dirigida tanto contra el capital como contra el poder político cuya destrucción propugnaban. No percibían otra forma de hacer valer sus demandas que accediendo al poder por la fuerza; su irrupción les permitiría, después, destruir la maquinaria del Estado, fuente de opresión.

La inestabilidad social imperante, la marginación a la que se veían sometidos la mayoría de los trabajadores y el clima de enfrentamiento social, constituían el mejor abono posibles para el florecimiento de las tendencias mas radicalizadas que, como el anarquismo, eran fuertemente impugnadas del sistema. El debilitamiento de esta corriente y su progresivo ocaso se consumó hacia finales del período, cuando dio batalla frontal contra el "Régimen", durante el mes de enero de 1919 ("Semana Trágica" de Buenos Aires), siendo abrumadoramente derrotada. Simular situación ocurría en la Patagonia dos años después. Estos sucesos, que significaron una atroz represión para la clase trabajadora, marcarían el declinamiento de la confrontación directa contra el sistema y de la tendencia "anarquista".

SOCIALISMO: Sus primeros antecedentes en el país se remontan a la fundación del Club "Vorwarts" (1882), por parte e alemanes exiliados, el cuál daría origen, mas tarde, al Partido Socialista. Esta corriente ideológica se plegó a una postura legalista, siendo influenciada por la prédica deEduardo Bernstein dirigente del Partido Socialista Alemán, precursor de la socialdemocracia. Sus postulados partían del supuesto de una larga supervivencia de la sociedad capitalista, por lo que tendrían que replantearse las luchas obreras, las que debían tender a la búsqueda de reformas que modificaran las condiciones laborales y que, por un proceso evolutivo gradual, condujeran a la transformación del sistema capitalista. Consideraban primordial la conquista del Parlamento desde donde, a través de una campaña esclarecedora y una acción decidida de beneficios a la clase trabajadora se pudieran concretar nuevas estructuras sociales . En función de este ideario se plantearon en el Congreso distintos temas sociales a través de proyectos legislativos presentados por el socialista Alfredo L. Palacios , que había llegado a la Cámara de Diputados en 1904. Esta corriente logró sobre todo, cierta audiencia en el seno de las ascendentes clases medias.

SINDICALISMO PURO O "REVOLUCIONARIO": Esta corriente nació en el país a fines de 1904, como escisión del Partido Socialista, constituyendo una agrupación que adoptó el nombre que, en Francia e Italia, habían tomado los partidarios de esta organización gremial.

Representaban un movimiento auténticamente obrero, de camino entre el anarquismo y el socialismo. Tomaba los principios marxistas en torno a la lucha de clases y, particularmente del anarquismo la utilización de la acción directa como método táctico que partía de la base de la huelga general revolucionaria, contra el capital y el Estado , lo que posibilitaría el control y dirección de la producción por los propios trabajadores. Pero, atacaban al anarquismo en cuanto a mezclar a la organización gremial con los dogmas ideológicos. Era menos elitista y mas pragmática que el socialismo y menos extremista, aunque tan "gremialista" como el anarquismo. Proveniente de una lectura moderada del anarquismo, el "sindicalismo puro" - cuyo rol sería de creciente importancia en el movimiento obrero nacional - adoptó una actitud semilegal, poco atada a un "dogma ideológico" y desconfiada de los partidos políticos (6).

Postulada la autonomía total de la clase obrera, tratando de cortar todos los puentes que la ataran o ligaran al "mundo burgués" , tanto desde el punto de vista político como cultural. En este sentido, el proletariado debía deshacerse de los intelectuales, esto es, de la figura de los " políticos profesionales" , metidos a dirigentes del movimiento obrero, que, por su origen social como por su práctica cotidiana, alimentaban el espíritu de tutelaje de la clase obrera, coartando su capacitación y desarrollo independiente. (7)

Si bien diferían en tácticas y estrategias, el punto de coincidencia de las distintas corrientes estribaba en las reivindicaciones inmediatas que perseguían: jornada de ocho horas diarias, prohibición de empleo de menores de 14 años, abolición del trabajo a destajo, descanso dominical y limitación del trabajo nocturno, un mínimo de salario con base oro, a igual producción igual salario, tanto para el varón como para la mujer, leyes que responsabilizaran a los patrones por los accidentes de trabajo, concesiones de pensiones y subsidios a los obreros ancianos y a los inválidos del trabajo.

En lo que respecta a las organizaciones gremiales de la época, debemos señalar que la acción anarquista condujo a la formación de la Federación Obrera Argentina (f.o.a. - 1901), la central obrera permanente mas importante de la época, pero, su postura externa, condujo a la división del movimiento obrero y de sus sindicatos. En efecto, en 1902, los socialistas se retiraban del Congreso de la FAO conjuntamente con un grupo de sindicalistas "puros", dando lugar a la creación de la Unión General del Trabajo (U.G.T. -1903).

Durante el IV Congreso de la FOA en 1904, esta pasó a llamarse Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) , ya que se consideraba a la Argentina una región del mundo. Esta Central representaba la posición "pura y dura" del anarquismo, postulando que debía:

"dirigir todos sus esfuerzo a conseguir: la completa emancipación del proletariado, creando sociedades de resistencia, federaciones de oficios afines, federaciones locales, consolidando la nacional, para que así, procediendo de lo simple a lo compuesto, ampliando los horizontes en que hasta hoy han vivido los productores, dándoles a estos mas pan, mas pensamiento, mas vida,

(6) - FERNANDEZ, Arturo: Op. Cit.
(7) - BILSKY, Edgardo Op. Cit. Tomo II.

Podamos formar con los explotados de todas las naciones la gran confederación de todos los productores de la tierra, y así solidarizados podamos marchar, firmes y decididos a la conquista de la emancipación económica Social."(8)

En 1909 se creó una nueva Central de la Confederación Obrera Regional Argentina (C.O.R.A.) , que absorbió a las fuerzas de la U.G.T. y a una mayoría de gremios autónomos, pasando a estar controlada por los sindicalistas "puros", con participación minoritaria socialista.

Durante el período se dieron continuas tentativas de fusión de las centrales sindicales, las que, finalmente, pudieron concretarse en 1914 cuando resuelven adherirse directamente a la F.O.R.A. Pero, la unidad lograda resultó efímera, ya que no sólo las diferencias ideológicas, separaban a los distintos grupos, sino también en el afán de predominar en la dirección de los sindicatos. Es así como la endeble unión lograda, se vio frustrada al realizarse un nuevo Congreso de la F.O.R.A. en 1915; en esta oportunidad, el suprimirse la resolución del V Congreso por la cual se recomendaba la propaganda del comunismo anárquico, la minoría anarquista resolvió retirarse, constituyéndose como F.O.R.A. del V Congreso, para significar que estaba orientado en el espíritu de lo resuelto en dicha reunión de 1905.

De esta forma, se regresó a la existencia de distintas centrales: la F.O.R.A. del V Congreso y la F.O.R.A. del IX Congreso controlada por sindicalistas "puros" y socialistas. Esta última creció considerablemente entre 1915 y 1919, pasando de 10 mil a 200 mil afiliados y de 51 a 530 sindicatos adheridos; la Federación Obrera Marítima constituía la entidad sindical más importante de la F.O.R.A. del IX Congreso (9).

El anarquismo, por su parte, como ya lo señaláramos anteriormente, fue declinando hacia finales del período. El ocaso de esta tendencia se debió, además de la feroz represión de que fue objeto por parte del sistema, el hecho de que, como consecuencia de los efectos producidos por la Primera Guerra Mundial , se aceleró el proceso de industrialización del país (la Argentina debió reemplazar importaciones provenientes hasta ese momento de países en conflicto) ampliándose el mercado de trabajo. Esta situación derivó en un crecimiento organizado y numérico de los sindicatos, que llevó al anarquismo a perder la base de sustentación en que se había fincado su preponderancia. Otros tiempos devendrían y otro tipo de sindicalismo comenzaría a tener prevalecía.